Las Brisas

Gran parte de aquel encanto glamuroso y a la par discreto y exótico de Acapulco que atrajo a los guapos y famosos durante los años cincuenta y sesenta se ha echado a perder, debido a la edificación descontrolada de la costa, que hoy está llena de macrohoteles y abarrotada de gente. No obstante, aún quedan algunos reductos del antiguo Acapulco, entre los que destaca el hotel Las Brisas, enclavado en lo alto de una colina con vistas a la bahía de Acapulco, lo suficientemente apartado como para irradiar exclusividad sin parecer un lugar aislado.
Esa exclusividad constituye uno de sus principales atractivos. Las Brisas tiene mucho éxito entre los recién casados y otras parejas que desean alojarse en un rinconcito íntimo y discreto, y eso, en este caso, significa dejarse a los niños en casa. Las más de doscientas villas, con sus piscinas privadas (prácticamente una por habitación), están repartidas por toda la ladera, y, hasta donde alcanza la vista, todo es rosa, desde los interiores y exteriores de las propias casitas hasta los todoterrenos que llevan a los huéspedes de un extremo a otro del recinto.
Las habitaciones son coquetas y están bastante bien decoradas, pero esa no es la cuestión; la cuestión es que se respira un ambiente que brilla por su ausencia en la mayoría de los hoteles de Acapulco. Entre las instalaciones del hotel no sólo se cuentan las numerosas piscinas, sino también un club privado, pistas de tenis, servicios de spa, un restaurante mexicano y otro internacional. En cuanto a la noche, la calle principal de Acapulco está cerca, pero la mayoría de los huéspedes de Las Brisas nunca llegan a verla.
Indicaciones para llegar al hotel:
Las Brisas se encuentra a aproximadamente 15 minutos en coche del Aeropuerto Internacional de Acapulco.