Playa Viva

Cierra los ojos por un segundo: imagínate todo lo que te molesta acerca del turismo en masa a lo largo de la costa Pacífica mexicana y tenlo en mente. Ahora, imagínate lo opuesto; lo que verás es un dibujo de Playa Viva, o algo parecido. Para empezar, sus ocho casitas lo colocan lejos del turismo masivo desde un principio. Su ubicación, por otra parte, un pueblo pequeño al interior de la costa, a media hora de Zihuatanejo, le falta mucho, por no decir muchísimo, antes de que pueda ser considerado un pueblo desarrollado, y mucho menos una ciudad súper desarrollada como Zihuatanejo.

Las instalaciones son de un carácter que uno se esperaría encontrar sobre las playas de Bali, o al menos en Santa Lucía: las villas de techo de paja están abiertas al aire, sus paredes ausentes con el fin de aprovechar del máximo las vistas al mar. Todo es muy de baja tecnología, por lo cual no es ninguna sorpresa que el Playa Viva sea un establecimiento tan ecológico, pues, a fin de cuentas, su planteamiento de bajo impacto medioambiental se adapta perfectamente al encanto discreto que se respira a lo largo del resort.

Dicho de otra forma, esto significa sesiones de yoga por la mañana, servicios de spa y clases de meditación, así como una amplia variedad de excursiones al aire libre, en tierra y en el agua. Si quieres algo más de contacto humano, tendrás que llegar a Zihua o más lejos, para disfrutar de un ambiente festivo en alguno de los numerosos complejos playeros. No obstante, en el Playa Viva encontrarás un ambiente íntimo incomparable.

Indicaciones para llegar al hotel:

El Playa Viva se encuentra a 35 minutos del aeropuerto internacional de Ixtapa-Zihuatanejo. Hay un servicio de traslado desde/hasta el aeropuerto incluido en la tarifa para estancias de tres o más noches.