Emerson on Hurumzi

Si desea huir de todo, las opciones rurales son infinitas, desde islas privadas hasta alquerías y monasterios en lo alto de una montaña, pero para encontrar un rinconcito urbano tendrá que irse aún más lejos y eludir las ciudades a las que va todo el mundo. Hay quienes viajan a Praga, otros llegan hasta Marrakech, pero algunos no se conforman con ningún sitio que esté más cerca que Zanzíbar. Después de un viaje de dos horas en ferri o un vuelo de media hora desde la ya lejana ciudad de Dar es Salaam, se llega a la zona de Stone Town, el histórico casco urbano de Zanzíbar, una delirante mezcla de culturas y tipos de arquitectura: la islámica, la suajili y la occidental.
Una vez en Zanzíbar, es difícil encontrar un lugar mejor que el pequeño hotel privado Emerson on Hurumzi. Aquí se respira un ambiente de antiguo esplendor. Las habitaciones están llenas de muebles tradicionales y eclécticos, y tienen un diseño y unas características bastante diferentes: algunas están provistas de balcones o verandas, otras de bañeras o duchas al aire libre y las suites, con sus tejidos finos y sus baldosas ornamentadas, son especialmente lujosas.
El restaurante Towertop es una de las joyas de la ciudad; en él, se sirven auténticas especialidades locales en mesas dispuestas en una azotea espectacular, con vistas a los tejados del casco antiguo y el océano Índico a lo lejos, un panorama que resulta aún más grandioso al atardecer.
Si bien es cierto que el Emerson on Hurumzi es un lugar realmente extraordinario, no está completamente aislado del mundo que lo rodea. Los ecos de la noche de Zanzíbar resuenan hasta en las habitaciones más tranquilas y, por la mañana, es el turno de la llamada al rezo. Todo esto forma parte de la experiencia; al fin y al cabo, si quiere silencio, el mundo está lleno de altísimos hoteles de lujo de cinco estrellas.