Sundial Boutique Hotel

Podrá exigirse una estancia mínima en función de la temporada.
Whistler es, sin duda, la mejor estación de esquí y snowboard de Norteamérica. Olvídese de Aspen y Vail, de todos los famosos que van allí y de las suaves colinas del noroeste, y olvídese también de Tahoe, un lugar carente de sofisticación, por muy pronunciadas que sean sus pistas. Whistler se enclava en un paraje idóneo y la ciudad propiamente dicha está perfectamente organizada, un cambio agradable con respecto a la mayoría de las estaciones de esquí, que suelen constituir una mezcolanza de burdas reproducciones de chalés suizos y centros comerciales.
Whistler es, por tanto, un lugar idóneo para un hotel boutique pequeño y elegante como el Sundial, situado a pie de pista y que ofrece un servicio personalizado impropio de los grandes hoteles de las estaciones de esquí. El hotel está magníficamente equipado: todas y cada una de sus 49 suites lucen una decoración singular y están provistas de cocina completa y chimeneas de gas; algunas también disponen de terraza privada e incluso de jacuzzi al aire libre.
En el hotel hay tres restaurantes, pero si prefiere cocinar usted mismo, el conserje puede encargarle la compra. Las cabinas Whistler y Blackcomb están tan cerca que podrá alternar las pistas con el hotel sin tener que ir a ningún otro sitio. Aunque, como todas las estaciones de esquí, Whistler también tiene su ambiente nocturno: en el pueblo hay una infinidad de bares y restaurantes, que se encuentran a sólo unos pasos del hotel. En definitiva, el Sundial ofrece lo mejor de dos mundos: el marcado carácter de un hotel pequeño y el lujo y las comodidades de un gran hotel.