Four Seasons Resort Whistler

Las montañas canadienses son famosas por su naturaleza agreste, pero sus hoteles no tienen por qué ser así. Es más, el paraje permite jugar con los contrastes como solo los mejores hoteles saben hacerlo. Por ejemplo, une una estación de esquí relativamente sencilla y un complejo hotelero de lujo con un elegantísimo estilo contemporáneo y ya tienes los ingredientes de una deliciosa contradicción. Nos referimos al Four Seasons Resort Whistler.

El hotel se encuentra a unos minutos del pueblo principal, pero ofrece una tranquilidad excepcional y difícil de conseguir en una estación de esquí tan concurrida como esta. Además, si vas a esquiar en el Whistler y el Blackcomb, te llevarán en autobús hasta los pies de la montaña, donde te espera el personal dedicado con tu equipo.

En cuanto al hotel propiamente dicho, no te costará ponerte cómodo. Las habitaciones son rústicas a la par que elegantes, y la más pequeña tiene más de 46 metros cuadrados, así como los lujos más modernos y detalles como una chimenea de gas y una bañera honda, muy útiles después de pasar el día en las pistas. De ahí en adelante, las habitaciones son cada vez mejores y más grandes, desde las suites ejecutivas hasta las presidenciales, pasando por las superiores, por no hablar de las residencias del complejo hotelero, unas villas de dos a cuatro habitaciones con un tamaño y unas comodidades muy superiores a los de las típicas suites de hotel.

Naturalmente, estos alojamientos de primera categoría van acompañados de todos los servicios de un complejo hotelero de lujo. El gimnasio y el spa ofrecen un amplio abanico de servicios, las opciones culinarias son numerosas y variadas, y las actividades no se reducen al esquí ni mucho menos: el Four Seasons puede organizar cualquier tipo de actividad al aire libre, ya sea en invierno o en verano.