The Ritz-Carlton Georgetown, Washington, D.C.

El Ritz-Carlton Georgetown ocupa el lugar del histórico incinerador de Georgetown, cuya chimenea de casi 40 metros continúa alzándose sobre el hotel y sobre los pisos colindantes. Puede que no suene especialmente atractivo, pero el edificio renovado no tiene nada de industrial ni de deprimente; es un edificio con personalidad, preferible a las opulentas construcciones con columnas blancas de otros hoteles Ritz-Carlton. Sigue la tendencia de muchas ciudades grandes a convertir los espacios comerciales de las zonas rehabilitadas del centro en residencias; personas que nunca se habrían atrevido a andar de noche por la zona ahora compran casas de millones de dólares, construidas con los ladrillos de las fábricas abandonadas.

La ubicación es ideal: en una calle lateral tranquila, pero a solo unos minutos de la Casa Blanca, el Smithsonian y cientos de lugares famosos. A poca distancia hay varios restaurantes, clubs nocturnos y tiendas de moda, y el propio complejo del Ritz ofrece un cine con catorce pantallas. Aquí también reside uno de los personajes más famosos del mundo: Michael Jordan vive en una de las 28 residencias de lujo que se encuentran en el complejo del Ritz.

Las habitaciones están decoradas en rojo, dorado y verde, a juego con la fachada de ladrillo del edificio del incinerador y la vegetación del río Potomac. Algunas habitaciones y suites tienen vistas al río, otras, al Kennedy Center, y todas lucen el clásico estilo elegante del Ritz-Carlton. Los huéspedes provistos de portátiles disponen de conexión wifi a Internet, caja fuerte para el portátil y los servicios de un mayordomo informático. En cuanto a las instalaciones para conferencias y negocios, su amplitud es lógica, dada la clientela de dignatarios y famosos del hotel.

El restaurante exclusivo del Ritz-Carlton se llama Fahrenheit y está situado en la última planta de lo que solía ser el edificio del incinerador; más auténtico es el bar Degrees, que se llena, los viernes y sábados por la noche, de simpatizantes de las distintas tendencias políticas de Estados Unidos, todos entre los veintitantos y los treinta y pocos años. En cierto sentido, el Chateau Marmont es para los actores, rockeros y modelos lo que el Georgetown Ritz-Carlton es para la élite de Washington.

Sin embargo, esta élite de Washington D.C. es más exigente que su homóloga de Los Ángeles; por eso este Ritz-Carlton no es un hotelito boutique rabiosamente moderno. El alojamiento ideal de Washington está equipado con un spa diurno, cuartos de baño descomunales y suites Ambassador y Presidential (más pequeñas que la Royal Potomac). A ver qué hotel de diseño de Los Ángeles ofrece un servicio de limpieza de habitaciones dos veces al día o los suntuosos albornoces de felpa del Ritz.