La Casa Rodavento

Para un país tan grande y diverso como lo es México centrar la infraestructura de viajes en solo unos pocos destinos se siente como una gran oportunidad perdida. Pero el otro lado de la moneda es que hay lugares mágicos que aún no se les ha prestado la misma atención que a Cancún o Los Cabos. Valle de Bravo, a orillas del Lago Avándaro, y a dos horas por auto de la Ciudad de México, es uno de esos lugares. Y aunque lo viajeros domésticos ya lo conocen bien, los visitantes internacionales lo han comenzado a descubrir solo recientemente. La Casa Rodavento le familiarizará muy rápido con este encantador pueblo.

El hotel, que cuenta con solo siete suites, tres en la estructura histórica y cuatro en el ala moderna, hace todo lo posible por que se mantenga la sensación de "casa" que lleva su nombre. Algunas suites tienen duchas exteriores, o terrazas privadas con vista al pueblo, y todas incluyen mobiliario moderno y comodidades de primera como sistemas de entretenimiento Gramophone. El estilo combina a partes iguales el homenaje histórico y el lujo contemporáneo de una boutique y no solo en la apariencia sino en el concepto completo, que incluye el restaurante Nuestro, donde el chef Diego Isunza Kahlo sirve interpretaciones internacionales de los clásicos culinarios locales.