Hôtel Ormelune

Hubo un tiempo, no hace mucho, en que los aficionados a los hoteles contemporáneos que querían pasar unas vacaciones esquiando tenían que olvidarse de sus preferencias y conformarse con el típico hotel alpino. Ahora las cosas han cambiado mucho, y el Omerlune, enclavado en Val d’Isère, es un magnífico ejemplo de la nueva generación de hoteles boutique divertidos y originales que se encuentran en las estaciones de esquí.

De hecho, el Ormelune era, hasta hace poco, un hotel de la vieja guardia; pero de pronto les entró la fiebre de la renovación, y el resultado es radicalmente distinto al estilo kitsch alpino. Las habitaciones, sencillas y alegres, están decoradas con un ligero sabor rústico y un estilo ecléctico, casi bohemio, que no parece obra de un diseñador tradicional, sino de un coleccionista o un conservador. Los cuartos de baño, que suelen ser meramente prácticos, aquí tienen mucho estilo, con su cemento barnizado de aspecto tosco y sus bañeras (salvo en la categoría de habitación más pequeña).
En resumidas cuentas, es un hotel más divertido que los clásicos alpinos. A nadie le acaba de quedar claro por qué las estaciones de esquí tienen que ser tan formales. El Ormelune ofrece todas las comodidades básicas —el bar, el restaurante y los masajes son imprescindibles en todo hotel de estación de esquí que se precie—, y no echará de menos el resto.