Nomade Tulum

La Riviera Maya viene siendo desde hace tiempo y por razones obvias un destino de vacaciones muy popular: playas de arena blanca bañadas por el Caribe, ruinas antiguas, fácil acceso… En los últimos años, sin embargo, es Tulum en concreto la que está atrayendo a cierto tipo de visitantes. Toman vuelos directos desde Nueva York hasta Cancún y se suben al autobús que bordea la costa cargados con sus colchonetas de yoga y sus cuadernos de dibujo para alejarse de todo, llegar a este enclave de playa rústico y elegante y quedarse, a poder ser, en un hotel como el Nomade Tulum.
El Nomade, situado en la misma playa, se define a sí mismo como un hotel centrado en el ser humano, también como un hábitat temporal para nómadas… Todo muy en consonancia con la atmósfera ligeramente romántica y soñadora de Tulum y con la filosofía de autoevolución que fomenta el hotel, por no hablar de sus talleres de meditación o chamanismo. Aun así, y creamos o no en estas filosofías, tenemos que admitir que el Nomade Tulum es un magnífico hotel de playa situado en un enclave tranquilo donde los haya.
Olvídese por un momento de los curanderos y sanadores: los diseñadores del hotel podrían organizar sus propios talleres sobre arquitectura e interiorismo y compartir así sus habilidades en el uso de los materiales naturales. El “hábitat temporal” que han creado aquí es espacioso y exquisito y los interiores, construidos en su casi totalidad de piedra y madera, acaban desembocando en terrazas y patios con vistas a la jungla o el mar. Las 68 habitaciones y suites están organizadas en una cantidad inimaginable de categorías, pero incluso la habitación más básica cuenta con una cama king-size, un balcón privado y mucho espacio para desplegar los bártulos de yoga. No lo habíamos dicho todavía, pero también tiene wifi (por si lo de desconectarse del todo le provoca estrés). Opte por una suite o una villa y tendrá los lujos que suelen ir asociados a estas categorías… o no: una villa, por ejemplo, cuenta con una piscina privada sorprendentemente grande.
Hay mucho que ver y que explorar en Tulum, en concreto unas espectaculares ruinas mayas suspendidas en un acantilado por encima del Caribe. Por lo demás, quizá no sienta la necesidad de moverse del hotel: el Nomade dispone de dos excelentes restaurantes. En el Macondo se sentará en una enorme mesa compartida tallada en el tronco de un árbol para saborear algunas de las delicias de la cocina yucateca, elaboradas aquí con ingredientes locales de cultivo ecológico. La Popular, por su parte, es una especie de chiringuito de playa especializado en pescado.
Lo que no hay es piscina, pero tampoco la necesitará. Teniendo en cuenta que Tulum se encuentra en un importante corredor turístico, llama la atención que el lugar parezca tan cortado del resto del mundo: dependiendo de la hora del día, le será posible caminar por la playa o nadar en el océano sin ver a nadie cerca. Hecho esto, vuelva al hotel para asistir a ese taller de meditación o saborear un frezcal helado, el cóctel emblemático del Nomade. Aunque, bien pensado, qué le impide hacer ambas cosas…