Hotel Tiki Tiki Tulum

En algún punto entre el exceso glamoroso y el minimalismo estoico de los mochileros está el poblado de Tulum, en la Riviera Maya. Queda, más concretamente, bajando por la costa desde Playa del Carmen, en el lado menos desarrollado de esta región. Y aunque la zona hotelera costera es donde se encuentra la mayoría de los hoteles (hay que admirar cuán clara es esa lógica), el borde occidental del centro del pueblo, a dos millas tierra adentro desde la playa, es donde encontrará el discreto y asequible Hotel Tiki Tiki Tulum, con su encanto modernista de mediados de siglo pasado.

Aquí, desde luego, “tierra adentro” connota un paisaje selvático en brillantes matices de verde. Con un total de solo 15 habitaciones, el Tiki Tiki se siente más como un edificio de apartamentos en Miami que un hotel boutique, debido en gran parte a sus espaciosas habitaciones, la piscina del patio, ventanas en bloques de vidrio, superficies perforadas, madera en listones, y una dieta constante de azules y verdes que conspiran para ofrecer a la vista una gratificante estética. Claro está, algunas habitaciones cuentan con hamacas interiores, mucho mejor para hojear un libro tranquilamente mientras se saborean los diseños de los azulejos y las inundaciones de luz ecuatorial.

Un beneficio adicional del modesto tamaño del Tiki Tiki es el atento y dedicado servicio en las áreas comunes. No hay restaurante (aunque Tulum tiene de sobra), pero el encantador bar tropical, poseedor de un característico puñado de muebles en mimbre pintado, es perfecto para tumbarse junto a la piscina y disfrutar de los escandalosamente frescos cócteles. Todo es muy sosegado y lánguido. Algo a lo que es fácil acostumbrarse.