Radisson Collection, Strand Hotel, Stockholm

Si es la primera vez que se aloja en un hotel de Estocolmo, le sorprenderá descubrir que la arquitectura y los interiores modernistas típicos escandinavos parecen ser meros productos de exportación. Aquí, los clásicos como el Radisson Blu Strand, un palacio art nouveau de 1912, coronado por un tejado de cobre oxidado, son más habituales, al menos en lo que se refiere a los hoteles principales, a los más grandes.
No obstante, los interiores del Strand son otro cantar. Tras una reciente renovación, lucen un estilo elegante y contemporáneo, no rabiosamente moderno, sino de una contemporaneidad más discreta, del gusto de los hombres y mujeres de negocios que suelen alojarse en el Radisson Blu.
Las habitaciones ofrecen distintas vistas, a cual más agradable. Los canales navegables del archipiélago de Estocolmo no sólo se dominan desde las suites de primera categoría, sino también desde las habitaciones superiores, y el panorama del puerto que se divisa desde algunas habitaciones es de postal.
Si bien es cierto que en la ciudad hay hoteles boutique más modernos y grandes hoteles más opulentos, el Strand ha apostado por un término medio, y no ha salido nada mal parado. Su céntrica ubicación resulta idónea tanto para el placer como para los negocios; Gamla Stan, el casco antiguo, y la moderna zona de compras y ocio de Ostermalm están a unos minutos andando.