Azur

El principal atractivo que Nueva Zelanda tiene para los forasteros es su belleza natural; por supuesto que también hay ciudades, pero son sus maravillas de la naturaleza las que hacen correr ríos de tinta. De modo que un hotel tan bien situado como el Azur tiene todas las de ganar: además de ser urbano y sofisticado, se encuentra en pleno esplendor de la naturaleza, aunque a sólo unos minutos del centro de Queenstown, y no sólo ofrece vistas al lago Wakatipu y a la cordillera Remarkable, sino también fácil acceso a todas las actividades vinculadas a ambos accidentes geográficos, desde deportes acuáticos hasta heliesquí.
La intimidad que se respira en este lugar es difícil de superar: nueve villas independientes que, de no ser por la falta de cocina, podrían considerarse apartamentos de lujo completamente equipados. Los huéspedes pueden dar cuenta del desayuno en su habitación o en el edificio principal del hotel, y a lo largo del día se van ofreciendo una serie de aperitivos y especialidades al horno: a la hora del té, del cóctel, etc. Las bañeras de hidromasaje están colocadas justo debajo de unas ventanas panorámicas, y las chimeneas resultan sumamente útiles durante la temporada de esquí. Si no fuera por el servicio de transporte gratuito a los restaurantes de Queenstown, a los huéspedes les costaría salir del hotel.
Aunque tarde o temprano desearían hacerlo. El refugio de las villas pierde cierto encanto si se compara con las posibilidades que brinda el entorno de la isla del Sur: se trata de un destino que resulta atractivo en cualquier estación, con una infinidad de actividades al aire libre, limitada únicamente por la época del año.

Indicaciones para llegar al hotel:

El hotel se encuentra a aproximadamente 15 minutos del aeropuerto Queenstown.