Xinalani

¿Le apetece alejarse de todo y de todos? Puerto Vallarta quizá no sea el primer lugar que le venga a la mente, pero eso es porque no conoce el Xinalani, un remoto eco-resort estratégicamente agazapado entre la jungla y las aguas del Pacífico. Teóricamente está en Puerto Vallarta, pero en la práctica está a unos 20 km de la ciudad propiamente dicha. Por si fuera poco, es accesible únicamente en barco, lo que acaba de marcar la diferencia. Eche en la maleta lo que vaya a necesitar y ponga su correo electrónico en modo de respuesta automática. En su habitación no tendrá ni televisor ni iPad de cortesía, el wifi (según anuncia el mismo Xinalani) deja bastante que desear y despídase de encontrar un Starbucks en las inmediaciones. Si viene al Xinalani es para alejarse de todo eso y disfrutar de la arena, el sol y el mar, lo mejor que puede ofrecerle la amplia y cristalina bahía de Banderas, en la costa pacífica de México.
El Xinalani es un tranquilo centro de retiro pensado para los aficionados al yoga. Pero, aunque no tenga la intención de hacer la postura del guerrero o de ponerse bocabajo para hacer la del perro, le parecerá estar en la gloria, disfrutando del fantástico entorno natural y sabiendo el bajo impacto que el resort tiene sobre él. El principal atractivo del Xinalani es precisamente el paisaje: todo, incluidas las 23 habitaciones acondicionadas en cabañas con tejados de palma, está en plena naturaleza. De hecho, las habitaciones solo tienen tres paredes: el lugar de la cuarta lo ocupa una cortina que estamos seguros dejará abierta la mayor parte del tiempo para disfrutar de la brisa marina y contemplar los miles de estrellas que parpadean en la noche.
Las habitaciones estándar tienen duchas al aire libre, mesas de fabricación artesanal y balcones privados con vistas a la selva y la bahía. Las suites son en realidad casitas, privadas e independientes, equipadas con extras como colchoncillos, hamacas o mosquiteras de seda.
Antes o después de las clases de yoga –en la Sand Terrace, el Jungle Studio (a modo de cabaña en un árbol), la Meditation Cabin o la Greenhouse– podrá saborear un saludable y apetitoso desayuno buffet en el restaurante frente al mar. Dese un masaje en el spa o únase a una ceremonia dirigida por chamanes en el temazcal (“casa donde se suda” en náhuatl), construido en la playa entre acantilados rocosos. Nada le obliga a participar en las actividades, también podrá tomar algo o nadar en la playa. Nosotros mismos le hemos dicho que se trata de un centro de retiro para aficionados al yoga, pero si alguien le encuentra tumbado-a bocarriba y le pregunta qué hace, diga simplemente que está trabajando su savasana o postura del cadáver…