Grand Hyatt Playa del Carmen

No es que la Riviera Maya necesitara otro resort, estrictamente hablando. Pero el Grand Hyatt Playa del Carmen aporta algo fresco a este tramo de costa un tanto sobredesarrollado. Tradicionalmente, quienes viajan a “Playa,” ese bullicioso enclave playero más abajo de Cancún, han tenido la oportunidad de escoger entre dos opciones. En el pueblo tienen los hoteles boutique, y los enormes resorts con todo incluido bordean las costas tanto hacia el norte como hacia el sur. El Grand Hyatt representa lo mejor de ambos mundos ya que brinda una localización central en el pueblo y muchas de las comodidades y servicios de un resort.

Esto sin dejar de mencionar que el hotel tiene un notable linaje de diseño. El arquitecto mexicano Javier Sordo Madaleno, el cerebro tras la iglesia San Josemaría Escrivá en Ciudad de México, con su impresionante diseño geométrico, se asoció con el Grupo Rockwell de Nueva York, consorcio que ha sido mencionado en los medios recientemente por la apertura del New York EDITION. Sus esfuerzos combinados en México has producido un elegante hotel que podría considerarse lo suficientemente interesante en cualquier lugar pero para Playa del Carmen es prácticamente de vanguardia. El edificio en sí es masivo, inspirado en la estética Maya pero moderno, y construido relativamente cerca del suelo entre un bosque de mangle nativo. Hay cascadas y piscinas infinitas y el lobby parece una moderna caverna. El Paseo, una rambla al aire libre, conecta sin interrupciones la entrada del hotel con la playa, que está bordeada de varios bares, restaurantes, y puestos de comida operados por Hyatt. Se siente como una extensión natural de la bulliciosa Quinta Avenida del Playa. El spa, tal vez la atracción realmente sobresaliente del Grand Hyatt, está inspirado en la apariencia y la sensación de los cenotes, los mágicos sumideros calizos de la región, llenos de aguas turquesa y considerados sagrados por los antiguos Mayas.

Las habitaciones y suites van de lo confortable a lo extravagante. Todas están decoradas en madera natural, con una paleta de tonos muy playeros, como azul y blanco. Se destacan las ventanas panorámicas, los balcones privados con divanes, los amplios baños con duchas tipo lluvia y las distintivas camas de Hyatt, con sábanas de 300 hilos. Entre los detalles más exclusivos que brinda el Grand Hyatt son las habitaciones “Swim-Up”, la cuales, deliciosamente, son como las describe su nombre, con terrazas privadas que proveen acceso directo a la piscina. También hay disponible una línea de suites con vistas al mar y piscinas de inmersión.

Es un excelente lugar para hospedarse. Al final del día, Playa del Carmen es un destino social y no un lugar donde a alguien le apetezca quedarse en la habitación todo el día. No cuando muy cerca hay tacos de pescado fresco a la parrilla, abajo le esperan margaritas de mezcal, y un poco más lejos, gente guapa asoleándose en las tumbonas blancas de Mamita’s Beach Club.