Perpetual Elysée Montaigne

En una ciudad con tantos alojamientos de alta gama como París, un recién llegado como el Amastan Paris necesita hacer valer sus encantos. Aunque sea un hotel de lujo, el Amastan deja la pompa y el boato para los mundialmente famosos palacios parisinos y opta por un lujo casi hogareño. Al mismo tiempo, y pese a ser un hotel boutique, el Amastan deja el lado más alternativo para sus congéneres de Pigalle, por lo general de tendencia más hípster, y se perfila como un hotel que sabe ser cool, pero de forma adulta y elegante.

Su situación, a una o dos calles de los Campos Elíseos, es muy práctica y más bien céntrica (sabiendo lo difícil que es hablar de un solo centro en París). Aun así, está tan bien aislado del ajetreo de la calle que al entrar en él te sorprenderá la sensación de calma y sosiego que transmite. Se trata de un antiguo edificio restaurado, de ahí que las habitaciones varíen en forma y tamaño. Todas sin embargo resultan amplias, teniendo en cuenta los estándares parisinos, y logran ser elegantes dentro de un minimalismo de acentos contemporáneos.

En el lounge del Amastan, es posible desayunar o hacer un almuerzo ligero, o tomar un cóctel por la noche, y cuenta con un jardín interior. Adyacente al hotel se encuentra el Pop-In, una «plataforma de expresión» presentada como el primer espacio dedicado por entero a las instalaciones artísticas y culturales de París. La cosa pinta bien y lo mejor de todo es que el Amastan Paris representa solo el comienzo de un nuevo grupo hotelero que tiene la vista puesta en el horizonte.