Le Pigalle Paris

La historia es un clásico dentro del sector inmobiliario: el barrio canalla de la ciudad, mal visto por la mayoría de sus habitantes y por consiguiente al alcance de los artistas creativos que componen la vanguardia de la renovación urbana, se convierte inevitablemente en el barrio emergente y en el lugar de diversión del resto de la población. Esto es lo que ocurrió en el barrio parisino de Pigalle y era inevitable también que un día surgiera un hotel como Le Pigalle.
El dueño cuenta con una buena experiencia a sus espaldas –adquirida principalmente en varios resorts alpinos–, aunque lo cierto es que parece hallarse más a gusto en el más atrevido de los barrios de París. Para decorar su hotel recurrió a los servicios de dos arquitectos de talento que han creado un marco ecléctico, con un encanto desenfadado y a la vez perfectamente medido en el que encuentran acomodo las contribuciones de numerosos artesanos y artistas del barrio.
Las habitaciones prescinden de la mayoría de los adornos de los hoteles de lujo para centrarse en lo que importa: las estancias, sea cual sea el tamaño, saben ser acogedoras, disponen de iPads y tocadiscos con música suficiente para pasar la noche y derrochan personalidad en forma de obras de arte, objetos, libros y muebles modernos y vintage.
Pero un hotel así es más que sus habitaciones. En el bajo hay un café, un bar restaurante supervisado por Camille Fourmont (de la Buvette, un bar de vinos del distrito XI) y un quiosco con una selección cuidadosamente escogida de libros y periódicos. Los fines de semana, el hotel organiza una fiesta por todo lo alto con DJ incluido y la actividad no decae ni siquiera los domingos por la noche. Hay que tener en cuenta que Pigalle no ha perdido por completo su idiosincrasia canalla y en el sur del barrio sigue habiendo locales de “mala fama” apenas disimulados entre los bares de copas. (También hay que tener en cuenta que Le Pigalle Paris está lejos de ser el hotel más tranquilo de nuestra colección parisina; si está aquí en busca del silencio perfecto, ha venido al lugar equivocado.)