Domaine de Biar

Hubo un tiempo en que la palabra “capricho” evocaba la idea de recreo en plena naturaleza y en que la aristocracia buscaba refugio en estas residencias campestres fruto de la fantasía. Una sensación parecida te invadirá al acercarte al Domaine de Biar, una finca restaurada con amor y engarzada cual piedra preciosa en un terreno de casi 50 hectáreas de bucólicas praderas, campos de cultivo, árboles centenarios y viñedos a las afueras de Montpellier, en la costa mediterránea de Francia.

Las habitaciones recrean diferentes ambientaciones y universos inspirados en los que debieron vivir los antiguos residentes de Biar. De esa forma, podemos pasar del hedonismo de la Belle Époque, representado con sensuales tonos rojo y lavanda, a una fantasía de grises con lámparas en acordeón y bocetos de instrumentos científicos. En otras palabras, la dialéctica entre lo racional y lo romántico sigue estando de plena actualidad. Los detalles caprichosos y lujosos –bañeras independientes, puertas ocultas, terrazas privadas y chimeneas– son una constante de una habitación a otra. Y, por si no te resignas a vivir solo con las comodidades del Siglo de las Luces, también hay pantallas planas, máquinas Nespresso y wifi gratuito.

El lugar, como prácticamente todos los que recomendamos, se rige por estrictos estándares ecológicos en lo que se refiere a los materiales y los protocolos energéticos. Hablando de eso, La Table de Biar sirve platos inspirados en la slow food y elaborados en su inmensa mayoría con ingredientes producidos en el lugar.