The Chambers Hotel

Algunos «hoteles boutique» de las capitales de provincia de Estados Unidos parecen versiones de amateurs o descafeinadas de los que tuvieron un gran éxito en Nueva York hace una década, tal vez porque estén subestimando el gusto sofisticado de su público. The Chambers Hotel, en cambio, es un hotel de primera categoría que pone el listón muy alto de cara al futuro del sector en las ciudades gemelas, Minneapolis y Saint Paul.
De hecho, puede que, en general, el Chambers esté por delante de sus equivalentes de la costa, puesto que no es un simple hotel de diseño ni un hotel boutique al estilo de los noventa, sino lo último en hoteles: el «hotel del arte»; un concepto de hotel más centrado en su colección de arte que en el diseño de interiores, y la colección del Chambers deja a la mayoría de los hoteles de Nueva York (y de cualquier parte del mundo) a la altura del betún. Si bien es cierto que Minnesota es el último sitio en el que uno esperaría ver uno de los cuerpos de animales muertos conservados en formol de Damien Hirst, aquí encontrará su Judas Iscariote (una cabeza de vaca bastante macabra) junto con obras de otros artistas, británicos y de otras nacionalidades y estilos.
Sin embargo, el diseño tampoco se ha descuidado en el Chambers. Las habitaciones parecen un decorado de película de las habitaciones de hotel tipo loft neoyorkinas; la idea es la misma —techos altos y ventanales enormes—, pero a lo grande, porque a Minnesota no le falta espacio para construir. No se han escatimado comodidades en las habitaciones —desde colchones coronados por almohadas y camas de plumas hasta televisores con pantalla plana— ni en los cuartos de baño, revestidos de azulejos de cristal. Los lugares de mayor interés de la ciudad se encuentran en las inmediaciones, entre otros, el Art Institute, la zona de los teatros y algunas de las mejores tiendas de esta zona de Chicago.