Hotel Sureño

¿Quién no ha oído hablar de los megaresorts de Cancún o de los elegantes hoteles de sabor bohemio de Tulum? Sin embargo, no son muchos quienes, habiendo decidido visitar la península de Yucatán, optan por alojarse en Mérida. Y eso que en la capital del estado no faltan edificios coloniales hoy convertidos en atractivos hoteles modernos, entre ellos el Sureño, inaugurado no hace mucho en pleno casco histórico.
El hotel recibe un flujo constante de visitantes gracias a su magnífico restaurante y al elegante bar con piscina de su azotea, donde cada dos por tres se organizan happy hours y sesiones con DJ o de jazz en directo. Con todo, lo mejor es alojarse en una de sus 17 estancias: hospedarse en el Sureño es como quedarse a dormir en la elegante habitación de un amigo que ha viajado mucho y que sabe cómo combinar el interiorismo contemporáneo con detalles variopintos como viejos escritorios, cabeceros de mimbre, obras de arte abstractas, radios y globos terráqueos de estilo vintage y piezas de ceramistas locales.
Una ventaja notable de pasar la noche en el hotel es que, durante el día, la azotea es de uso exclusivo para los huéspedes. Esto garantiza que la terraza –con su piscina de color aguamarina cubierta por una vela blanca y rodeada de hamacas, tumbonas y macetas– respire una atmósfera lo más relajada posible. El lugar se abre al público justo antes de la puesta de sol y son muchos los comensales del restaurante que suben para tomar un cóctel tropical antes o después de cenar, lo cual crea un ambiente muy animado, ideal para darse un refrescante chapuzón o disfrutar de una copa junto a la piscina después de haber pasado el día explorando ruinas mayas o nadando en cenotes.