The Peninsula Beverly Hills

Podría decirse que el Peninsula Beverly Hills es casi opulento, incluso teniendo en cuenta los estándares de Hollywood; una elegante mansión del Renacimiento en una ciudad superficial. Se trata del hotel favorito de los peces gordos de la industria, con instalaciones del estilo de Hong Kong que podrían parecer expresamente diseñadas para ejecutivos poderosos e impacientes, con teléfonos móviles además de los teléfonos de las habitaciones y un servicio de coches gratuito con nada menos que Rolls Royce.

Si el sabor del poder de Hollywood no te deja indiferente, disfrutarás escuchando a hurtadillas en la piscina de la azotea. Pero en el caso contrario, el hotel en sí mismo es impresionante, independientemente de su clientela. Las camas con sábanas Frette son casi demasiado cómodas como para salir de ellas, y ¿por qué molestarse en salir cuando toda la habitación está controlada por un panel junto a la cama, desde el que se puede acceder tanto a la temperatura como al cartel de «no molestar»? Quizás podría activarse con la voz, pero eso ya sería demasiado. Y el centro de negocios es casi mejor que su oficina, y no solo por su proximidad a The Belvedere, uno de los lugares de almuerzo más habituales en los Ángeles.
El spa y la terraza de la piscina de la azotea, con su vista periférica de Century City, ocupan la zona residencial normalmente destinada a las suites del ático.