Chateau Marmont

De todos los hoteles encantados, el Chateau Marmont tiene que ser el más glamuroso. Enclavado en el Sunset Strip de Los Angeles, fue el lugar en el que se produjo el flechazo entre Clark Gable y Jean Harlow mientras ella estaba de luna de miel con otro hombre. Howard Hughes se hospedó en un ático y se dedicaba a espiar a las chicas de la piscina con unos prismáticos. Si vas a portarse mal, según dijeron a un joven William Holden, hazlo en el Marmont. Y no hará ni falta decir que el fantasma del Marmont tiende a ser travieso. Una huésped llegó incluso a denunciar que se había colado en su lecho.

El conjunto es totalmente cinematográfico. Construido según las indicaciones del Chateau Amboise del Loire, se trata de una perfecta réplica del siglo XVIII, con pilares acanalados adornados por hiedras y con una piscina en la que zambullirse. El vestíbulo es espeluznante, con techos góticos abovedados y madera oscura. El restaurante es el refugio perfecto frente al feroz mundo exterior de Los Ángeles; tiene un aforo de 12 personas y siempre hay un ambiente tranquilo y pausado.

Las habitaciones del hotel son para lucirse, la época dorada de Hollywood en su etapa más alegre, recién sacadas de una película de Preston Sturges, y todas ellas de un tamaño y estilo diferentes. Elije tu favorita, ya que cada huésped parece tener una. Junto a la piscina hay unas cabañas que harán que quieras ponerte tus gafas de estrella de cine y el bikini blanco; también hay palacios déco a la Carole Lombard, bungalows latinos y alegres y recargados rincones a lo Doris Day. Junto con las sábanas Frette bordadas, no hay duda de que muchos huéspedes prácticamente se mudan al hotel, sumándose una larga lista entre la que encontramos a Jim Morrison (que saltó desde el tejado del Marmont), F. Scott Fitzgerald (a quien le dio un ataque al corazón cruzando para comprar cigarrillos), y Robert De Niro.

A Greta Garbo le encantaba porque era el único lugar en el que los pájaros podían cantar en su ventana, y cuando las fiestas eran demasiado estruendosas, su elegante figura sueca podía descansar tumbada en un sofá del vestíbulo, durmiendo tranquilamente al abrigo del ruido.

El mayor encanto del Marmont, no obstante, siempre ha sido su privacidad. No solo la Garbo ha venido aquí para estar sola. Algunos huéspedes no salen de sus habitaciones durante semanas. Ahora es mucho más fácil, con un servicio de habitaciones discreto y gracias a un sistema telefónico que realmente funciona. Hay muchos lugares en Sunset para hacer travesuras, pero el Chateau Marmont lleva haciéndolo desde 1929 y se sigue haciendo cada vez más fuerte. Y si durante tu estancia en el Marmont tu pareja, como la Harlow, desaparece en los brazos de alguien más poderoso, siempre te quedará un fantasma de lo más servicial.

Nota:

Se exige estancia mínima de dos noches en fines de semana en Bungalows, cottages, premier cottages, premier suites, suites de 2 dormitorios y penthouses (suites y penthouse de 2 dormitorios).

Indicaciones apra llegar al hotel:

El Chateau Marmont está a 30 minutos en coche del aeropuerto internacional de Los Ángeles, pero el viaje puede durar hasta una hora con tráfico. El servicio de aparcacoches cuesta 28 USD por noche.