Chiltern Firehouse

Chiltern Firehouse se llenó hasta la bandera antes incluso de que la pintura estuviese seca, y ha sido uno de los hoteles favoritos de los famosos de ambos lados del Atlántico. ¿Su secreto? El lugar, un parque de bomberos victoriano en un elegante rincón de Marylebone, está cargado de personalidad. Por lo que respecta a los famosos, un hotel solo atrae a nombres importantes si puede cumplir las promesas de la hotelería clásica, esto es, un equilibrio entre glamur y estilo, acompañado de una absoluta privacidad y discreción.

La decoración es perfectamente comedida y toda la experiencia, desde los más ínfimos detalles, es obra del hotelero André Balazs, Studio KO y el equipo creativo del propio Chiltern. El resultado es un ambiente que parece natural, como si todo encajara en su sitio, lo que, evidentemente, supone un trabajo meticuloso y complejo.

Es un hotel sorprendentemente íntimo, con tan solo veintiséis habitaciones y suites, todas con chimeneas y suntuosos baños de estilo art déco. Sobre todo, son acogedoras y cálidas, la antítesis absoluta de las sobrecargadas habitaciones de los hoteles boutique de las últimas décadas. Como huésped, tendrás acceso no solo al restaurante del Chiltern Firehouse, sino también al santuario interno del Ladder Shed, un «bar dentro de un bar» exclusivo para las personas que se alojan en el hotel y para algún que otro intruso ocasional, invitado para mejorar el ambiente. La hospitalidad es, entre otras cosas, el arte de crear lugares donde la gente quiera estar y, en este aspecto, el Chiltern es un éxito rotundo.