The Venetian

Es increíble lo que se puede llegar a hacer con un desierto. No contentos con el sueño original de Bugsy Siegel's de crear una ciudad en la arena, la nueva generación de empresarios de Las Vegas está construyendo varias. Primero fue París. Y ahora, de las cenizas de Sinatra y de su Antigua Rat Pack's encantada, el Sands Hotel, se yergue Venecia, con su Torre del Reloj, el puente de los suspiros y la plaza de San Marcos.

Al contrario que la Venecia de “Un sombrero de copa” de Fred Astaire—con puentes de cartón, chicas bailando y gondoleros con aire danés, el Venetian realmente parece Venecia, salvo que más pequeño y con un olor menos fuerte. Después de todo, se invirtieron 1.500 millones de dólares y dos historiadores en su construcción. El cemento está lo suficientemente desgastado como para que parezca de cuatrocientos años de antigüedad y el agua del canal es una auténtica sombra de verde. Se han copiado minuciosamente cuadros de Tiziano y Tintoretto y los frescos y estatuas de la Plaza del Duque (donde tiene lugar la recepción) son increíblemente auténticos, como los gondoleros (realmente procedentes de Venecia) en góndolas (réplicas a escala 3/4) cantando arias bajo un cielo azul.

Con todo ello, ¿a quién le importa que todas las tiendas que se encuentran debajo del canal sean centros comerciales (Bebe y bisuterías)? ¿O que no se perciba el olor de Wolfgang Puck's Postrio, Emeril Lagasse's Delmonico, y Andre Soltner's Lutece? (Aquí los platos estrella son los calamares en su tinta con arroz del Canaletto y los raviolis de rabo de buey del Valentino.) Las habitaciones del Venetian son un motivo de peso para alojarse en él. Todas y cada una de las 3.036 habitaciones son suites con salón sumergido, dos camas Queen, y algo imprescindible en las Vegas, un minibar.

Y mientras que la decoración no es especialmente inspiradora, (honestamente, más parece Boston que Venecia), el hotel es extremadamente cómodo. El Venetian está conectado con el Centro de la convención de Las Vegas, por lo que, además de para turistas, está pensado para hombres de negocios que buscan un lugar cómodo para pasar la noche. Los ejecutivos que deseen mitigar su estrés pueden retirarse al balneario interior Canyon Ranch spa. Pero sea cual sea el motivo de su visita al Venetian (a una conferencia, al casino…), no podrá irse de allí sin dar un paseo en góndola. Tendrá que reservar con bastante antelación, y pagará un ojo de la cara, pero es muy kitsch y una combinación Vegas-Venecia demasiado encantadora para que se la pierda.