The Brown Palace Hotel and Spa, Autograph Collection

Solían llamarle la «Casa Blanca de Denver». Al fin y al cabo, todos los presidentes desde Teddy Roosevelt han dormido aquí. Además, al igual que la Casa Blanca, el Brown Palace irradia una grandiosidad de tintes democráticos. Los reyes Elvis y John Wayne se han alojado en el Brown Palace, mientras que miembros de familias reales europeas destronadas, condes rusos y barones alemanes trabajaban aquí de peluqueros y camareros para ganarse el pan. El bandido Buffalo Bill recibía aquí a la corte durante todo el año, y si bien es cierto que Woodrow Wilson ha pernoctado en el Brown Palace, también lo ha hecho la stripper Tempest Storm.
Como sucede en muchos grandes hoteles, la mayoría de las habitaciones son más bien pequeñas, están revestidas con paneles de nogal y lucen un estilo ligeramente art déco, pero sus bañeras son pequeñas y sus escritorios, bajos. Las mejores habitaciones son las suites presidenciales: la Reagan, la Roosevelt y la Eisenhower. La decoración se ajusta a los gustos estéticos de cada presidente, de modo que rayan en lo kitsch, pero también son francamente agradables. Por muy tentadora que resulte la Reagan, la mejor de las tres es la Eisenhower. Al fin y al cabo, él y su Administración solían pasar aquí todo el verano —la chimenea aún conserva las marcas de las pelotas de golf del presidente—. La sala de estar es de estilo texano, y el dormitorio, color crema asalmonado, con tejidos suaves y mullidos, como le gustaban a su esposa, Mamie. El cuarto de baño está fuera de lugar, pero también es lujoso, blanco y con la elegancia típica de los años treinta.
Se aloje donde se aloje, la planta baja conserva su antiguo esplendor. Los vecinos de Denver continúan congregándose en este lugar emblemático del centro, de modo que resulta idóneo para empaparse del ambiente de la ciudad. Tómese un té en el vestíbulo, mientras contempla el atrio de ocho plantas, sus galerías de un rojo aterciopelado y sus rejas de hierro forjado, que servían para exhibir el ganado durante la feria ganadera anual. El cigar bar es el rincón para fumadores más distinguido desde que Teddy Roosevelt repartió 15 000 puros durante un banquete celebrado para recaudar fondos. Desayune con los políticos de Colorado en el restaurante Ellyngton, donde se supone que tienen la harina de avena favorita del gobernador.
Supuestamente hay un túnel secreto en el sótano del Brown que antes conducía al burdel de al lado. Se organizan visitas guiadas, en las que el historiador del Brown Palace enseña el hotel, pero es más recomendable hacerse amigo de Tom Baines, el camarero del restaurante Ships Tavern y el empleado más antiguo del Brown. Él ha servido sándwiches de queso gratinado a los Beatles y ha charlado con los hijos adolescentes de John Wayne; seguro que puede contarle un par de cosas.