Banyan Tree Bintan

La arquitectura singular del Banyan Tree Bintan puede presentar riesgos para los niños menores de 12 años de edad. Le informamos que el hotel obligará a los huéspedes que lleguen con niños a leer y firmar un formulario dando su conformidad con dicha arquitectura y aceptando los riesgos que pueda presentar para sus hijos o los menores que les acompañan.
Indonesia es un enorme archipiélago de islas, algunas de las cuales se han convertido en conocidísimos destinos turísticos. Es el caso de Bali y Java, que se encuentran más remotas que otras. No puede decirse lo mismo, sin embargo, de la isla de Bintan, que forma parte del archipiélago Riau y se encuentra a sólo 45 minutos en catamarán de Singapur. Gracias a su fácil acceso, ha sido desde siempre uno de los destinos predilectos de los habitantes de dicha ciudad estado.
Bintan es también el lugar elegido para albergar uno de los hoteles de la cadena Banyan Tree, cuyos complejos turísticos costeros se reparten a lo largo y ancho del Océano Índico y más allá, desde las Seychelles y las Maldivas hasta Phuket. Todos son destinos turísticos de primerísima calidad en entornos de una belleza insuperable, con un servicio de primer orden, excelente cocina tailandesa y algunos de los mejores spas del mundo.
El Banyan Tree Bintan, afortunadamente, no es ninguna excepción, si bien no es ninguna réplica insulsa y barata. Su ubicación es única, con sus cabañas inmersas en plena selva tropical, y el mar es tan cristalino que resulta difícil creer que un puerto marítimo tan transitado como el de Singapur pueda estar tan cerca. Las cabañas de estilo balinés del hotel han sido lujosamente decoradas, tal y como podría esperarse, todas ellas con jacuzzis o bien pequeñas piscinas privadas, y con vistas al mar del Sur de China.
Algunos spas hacen hincapié en el ejercicio físico y la superación personal, pero el spa del Banyan Tree no entra dentro de esa categoría. Aquí, el huésped no deberá hacer absolutamente nada, sólo dejarse mimar, en lo que constituye una experiencia tan pasiva que sorprende que no se haya convertido en un anestésico general (posiblemente el único esfuerzo que haga consista en servirse algo del minibar). Olvídese del levantamiento de pesas o de las maquinas cardiovasculares, o incluso del yoga; aquí relajarse no es algo que uno hace, sino que le hacen.
Quien quiera ejercitar sus músculos recién tonificados, tiene varias opciones, desde el golf (si la opción es de su gusto), hasta el buceo, el windsurf o la vela. Sin embargo, suponemos que la mayoría de los invitados se limitarán a caminar hasta los restaurantes, o bien a hacer un pedido para que les sirvan la cena directamente en su habitación, pues no debemos olvidar que este lugar representa el ocio en estado puro.