Linnen

Podemos llamarlo posada urbana, aparthotel con servicios, pensión familiar con un extra de privacidad... Sea lo que sea, el Linnen, situado en el barrio de Prenzlauer Berg y con tan solo cinco habitaciones, no es un hotel como los demás. Eso queda claro nada más llegar. El check-in se hace en un coqueto café de la planta baja donde no es raro ver a alguno de los dueños charlando con los clientes habituales y dando la bienvenida a los nuevos huéspedes. Entran ganas de olvidarse de las maletas y quedarse un rato a tomar un café, sabiendo que escaleras arriba nos aguardan cinco habitaciones hogareñas, originales y con mucha personalidad.

Los dueños del Linnen tienen una habilidad especial para encontrar piezas de diseño también fuera de lo común. La decoración de las habitaciones va cambiando para dar cabida a los hallazgos más recientes, por lo general muebles vintage del siglo XX. Cada estancia, por supuesto, es diferente al resto. La más básica nos hace sentir en una casa construida en un árbol: paneles de madera reciclada, pajareras decorando las paredes y vistas a un parquecito. Otra tiene un aire más industrial, con su escritorio por debajo de un gran ventanal y una gran bañera. En todas ellas, el cuidado del detalle es primordial: la ropa de cama de algodón hecha a medida, por ejemplo, es tan bonita que han tenido que empezar a venderla a los huéspedes.

La ubicación, aunque céntrica, también tiene algo de residencial. En los noventa, Prenzlauer Berg era el barrio en el que se refugiaban los artistas y, aunque hace tiempo que se gentrificó, aún sigue conservando parte de aquel carácter rebelde, con bares y cafés frecuentados por lo más granado del sector creativo. Ese mismo carácter rebelde es el que distingue al huésped del Linnen: el personal no ordenará tu habitación a menos que se lo pidas, algo que en otro lugar sería visto como un atentado a las normas básicas de la hostelería pero que es de agradecer cuando lo que quieres es dormir sin que llamen a tu puerta. Por supuesto, si necesitas algo, casi siempre encontrarás a alguien en el café dispuesto a ayudarte. Si no, solo tendrás que llamar a los dueños.

Atención: el Linnen no dispone de recepción las 24 horas. Para asegurarte de que haya alguien para hacer el check-in, avisa con tiempo para informarles de tu hora de llegada.