UMI Hotel

Durante mucho tiempo, la espectacular belleza de Islandia ha pasado desapercibida por culpa de lo exiguo de su oferta hotelera. Últimamente, sin embargo, se aprecia cierta tendencia gracias a la cual los magníficos paisajes de este país insular se están cubriendo de edificios contemporáneos no menos dignos de atención. Para comprender de qué estamos hablando, le bastará con echar un vistazo al hotel Umi.
Aquí, a menos de 150 km de Reikiavik y rodeado de las maravillas naturales de Islandia, el viajero tiene ocasión de recrearse en la contemplación de la agreste costa meridional de la isla y del Eyjafjallajökull, el famoso volcán de nombre impronunciable. El edificio, construido a todo lo largo, esconde a pesar de su aspecto ultramoderno un hotel de gestión familiar. En realidad, se trata de una granja abandonada que Siggi y Frida (con ayuda de su hija Sandra, diseñadora de interiores) han rehabilitado con esmero y transformado en el elegante hotel que hoy podemos ver.
Aunque ofrece un cálido refugio en el que resguardarse de los elementos tantas veces inclementes de estas tierras, el Umi huye deliberadamente del lujo por el lujo. Dicho de otra manera, el hotel es el mejor ejemplo de lo utilitario y funcional que puede llegar a ser el diseño islandés. Sus 28 habitaciones son, no obstante, de lo más confortables y algunas de ellas ofrecen vistas sencillamente espectaculares. El conjunto se completa con un elegante bar-restaurante especializado en cocina de la zona: enhorabuena pues si le gustan el pescado y el marisco. La estancia no estaría completa sin saludar a Breki, el perro de la familia, siempre de guardia e impecable en su papel de anfitrión…