Andaz Xintiandi, Shanghai

En el transcurso de unos pocos años, Andaz, la línea boutique del grupo Hyatt, se ha consolidado en algunos de los mercados occidentales más difíciles, tal como los de Londres, Nueva York o Los Ángeles, entre otros. Pero es en Shanghái donde se enfrenta a lo que podría ser su prueba más severa. Cuando se trata de hoteles de lujo, las grandes ciudades de Asia se encuentran en su propia liga, y no solo en términos de los valores clásicos de la hospitalidad, sino que últimamente también en el diseño también. Como solían decir de Nueva York, en otro contexto por completo: si se puede lograr aquí, se puede lograr en cualquier lugar.

El Andaz Xintiandi de Shanghái es un éxito por completo. Hay algo sumamente atrayente y raro a la vez de un edificio, que pareciera ser tomado de una escena de Star Wars, con su torre curvilínea y emplazado justo en pleno centro del barrio Xintiandi, mejor conocido como el distrito del entretenimiento. En el interior se aprecia la identidad de marca de Andaz, innovador y clásico a la misma vez—lo suficientemente impresionante como para alimentar el hábito del diseñador más meticuloso, pero no tan extravagante como para alejar a los tradicionalistas del lujo hotelero.

Las habitaciones son preciosas, con tonos de rojo que predominan en el diseño y texturas de madera en vez del típico brillo dorado. El sistema de iluminación LED cambia de color para adaptarse a la mayoría de estados de ánimo, al igual que los lavabos y bañeras. Todo aquí ha sido diseñado para estimular el tacto, desde el uso de telas blancas a los suelos radiantes del cuarto de baño. Si visitas este hotel por negocios, puedes considerarte afortunado, pero estas habitaciones han sido pensadas para el entretenimiento.

También lo son los espacios públicos. Un gimnasio muy bien equipado, un spa y una piscina le mantendrán en forma, pero es en el restaurante, el bar y el salón del vestíbulo donde sin duda querrás dejarte ver. Entre las opciones para comer, el restaurante del hotel, el Hai Pai, está abierto durante todo el día y noche, e incluso para la hora de té—pero asegúrate de dejar algo de espacio para Éclair, la finísima pastelería francesa del hotel.