Queenstown Park Hotel

Sería un crimen alterar la belleza natural neocelandesa de Isla del Sur con un diseño excesivamente recargado, de modo que este hotel boutique ha buscado un equilibrio armonioso entre lo holístico y lo moderno. El Queenstown Park Hotel trata de no competir con el paraje en el que se enclava, que es uno de los más espectaculares del mundo, y se integra en él con naturalidad, tanto visualmente como desde el punto de vista ecológico. Al fin y al cabo, ¿quién puede competir con una cadena montañosa llamada «Las Extraordinarias»?


En la fachada de estilo varonil predominan la madera, el cristal y la piedra, mientras que los interiores lucen una estética más delicada, fruto de la sensibilidad de los diseñadores locales Comber & Smith. Las habitaciones son sencillas y luminosas y dan a unos rinconcitos privados al aire libre, ya sea a una terraza o a un patio.


Las vistas no son opcionales: le puede tocar el paisaje de Las Extraordinarias o el de una de las montañas de la parte trasera del hotel. Si no se decide, desde la Tower Suite, que está situada en lo alto de la torre de piedra, se dominan ambos paisajes. Esta suite está equipada con una cocina completa, mientras que las demás solo ofrecen cocinas integradas, pero todas están provistas de televisor con pantalla plana, suelo radiante y conexión inalámbrica a Internet. Si el paisaje no le deja completamente satisfecho, pruebe los canapés y el vino que se sirven en el salón antes de la cena, y si prefiere comer en la naturaleza, el hotel pone a su disposición unas canastas de comida campestre gourmet.


El Queenstown Park Hotel no se detiene en la superficialidad del estilo y opta por una hotelería sostenible. Un hotel de solo diecinueve habitaciones ya emite menos carbono que un hotel grande, pero el Queenstown Park no se conforma con eso y solo compra productos locales, ofrece cosméticos que no se han probado en animales, recicla los desechos, no utiliza productos de limpieza químicos y tiene un sistema de iluminación activado por sensores en las zonas comunes. Por si esto fuera poco, la cordialidad típica del servicio neocelandés y la ubicación del hotel al otro lado del parque de Queenstown terminarán de cautivar a los huéspedes. El lago Wakatipu se encuentra a cinco minutos a pie y el teleférico que sobrevuela la cadena montañosa, a menos de dos.