Covent Garden Hotel, Firmdale Hotels

El ambiente exclusivo y la zona céntrica de este vistoso y pequeño hotel, que está ubicado en una angosta calle lateral del animado y elegante barrio de Covent Garden, en el West End de Londres, hacen de él una residencia londinense idónea para actores, compradores profesionales y viajeros despiertos e indulgentes. Pese a tener tan cerca el teatro de la ópera, el barrio de los teatros y las mejores tiendas y boutiques del West End londinense, el Covent Garden es tan sensacional que cuesta salir del hotel.
Visto desde fuera, el edificio, que en 1880 era un hospital, no parece un hotel en absoluto: al contrario que el resto de las casas georgianas del grupo Firmdale, se trata de una sólida estructura de ladrillo, y lo que se vislumbra a través de las ventanas de la fachada no es el vestíbulo, sino el bar-restaurante Brasserie Max. Nada más entrar, verá el mostrador de recepción, adornado con suntuosas colgaduras que evocan el telón de los teatros del barrio circundante, y, detrás, una pesada escalera de piedra que lleva a las habitaciones.
Además de una decoración clásica, sin llegar a resultar agobiante, las habitaciones incluyen un maniquí de la firma Kit Kemp, vestido con prendas del mismo tejido que la propia habitación. Las camas son amplias y espléndidas, como también lo son los cuartos de baño de mármol y caoba, equipados con dos albornoces y productos de baño de Molton Brown. De algún modo, los televisores de plasma y los teléfonos móviles no consiguen estropear el ambiente clásico que reina en las habitaciones.
En la planta de abajo están el salón, revestido con paneles de madera, y, en la estancia contigua, la biblioteca, ambas con chimeneas encendidas: el ambiente ideal si desea relacionarse con otras personas, pero no demasiado. Junto al vestíbulo se encuentra el bar-restaurante, en el que también se respira un clima relajado, como el de un club; los sábados puede cenar aquí y, después, ver una película en el cine privado del hotel. Pero no olvide salir un poco: lo mejor de Londres se encuentra a unas manzanas del hotel. Además, aunque parezca mentira, la diversión de buscar caras famosas en el vestíbulo y en el restaurante pierde su gracia al cabo de un par de días.