Bab Al Shams Desert Resort & Spa

Si bien los rascacielos de la ciudad son los edificios que más llaman la atención, el emirato de Dubái guarda otros muchos secretos. En un paraje típicamente árabe, a menos de una hora de la ciudad, se encuentra el Bab Al Shams, un vasto complejo hotelero de escasa altura, cuyos edificios de arenisca erosionada se camuflan entre las dunas, azotadas por el viento. El hotel es propiedad de Jumeirah, los artífices del Madinat Jumeirah, el inmenso y llamativo complejo hotelero costero enclavado en la ciudad de Dubái, con el que la humilde arquitectura típica del desierto y las discretas construcciones del Bab Al Shams poco tienen que ver.

Por suerte para los huéspedes, la sutileza y el lujo pueden ir de la mano. Las habitaciones y suites son suntuosas a la par que extraordinariamente sobrias, al menos para Dubái. Algunas tienen vistas al patio ajardinado, y otras, al desierto. Naturalmente, estas últimas son las más evocadoras y su precio es algo más elevado. Todas están provistas de terraza privada y patio y son amplísimas, desde la habitación de lujo más modesta hasta las suites Royal.

Con poco más de cien habitaciones, el Bab Al Shams es tirando a pequeño, si bien no demasiado íntimo. Es un hotel ideal para familias y parejas con hijos. No obstante, es un lugar de vacaciones relativamente tranquilo, y si buscas la calma en tu estancia, la encontrarás en el desierto circundante en abundancia. Podría decirse que este hotel se aleja mucho de los típicos hoteles de la ciudad de Dubái.