"Con pan, queso y vino se hace mejor el camino". Tras el dicho popular, que luce sobre la puerta de acceso, se esconde un local que defiende a capa y espada los sabores de antaño. El coqueto restaurante, instalado en lo que en su día fue el hogar del farmacéutico, se presenta con las acogedoras salas, de ambiente rústico, repartidas por las distintas habitaciones de la casa. ¿Su oferta? Una cocina de claras raíces aragonesas, en base a los productos autóctonos y con platos como las Borrajas, setas y patatas, las sabrosas Albóndigas estofadas o, por supuesto, el emblemático Ternasco de Aragón IGP asado al estilo de La Rebotica. Déjate aconsejar y... ¡descubre también los vinos locales!