Villa Làrio Lake Como

Al igual que las villas más antiguas del lago, el hotel –atrapado entre el lago y las escarpas y enmarcado por jardines meticulosamente cuidados y altísimos cedros– es majestuoso y espacioso. El conjunto está compuesto por tres edificios o, si se quiere, tres villas en miniatura. Casi todas las suites se encuentran en la mayor de las tres, Villa Bianca, con dos suites de esquina de un dormitorio y un par de suites con dos dormitorios cada una. Todas, con puertas francesas y altas ventanas en arco asomadas al lago, respiran un aire romántico, si bien la decoración en tonos blancos y tierra es de una sencillez contemporánea. En contraste, la suite de dos dormitorios del Pabellón, en lo más alto de una escarpa, tiene una estética más industrial y chic, especialmente el llamativo salón de la planta baja. El Pabellón cuenta con cocina, terraza y jardín, lugares ideales para saborear un capuchino o un aperitivo con envidiables vistas en picado del lago. La villa más acogedora es la coqueta Garden Suite, dotada, como su nombre indica de su propio jardín privado. En ella, tendrás la impresión de dormir en una versión elegante e italiana de la típica casita en el árbol.

Las vistas del lago son de gran belleza se mire por donde se mire, pero quizá haya dos puntos de vista particularmente recomendados: la piscina infinita, sobre la que se reflejan las siluetas de las montañas y las nubes en su rápida carrera, y el embarcadero privado que se adentra en las tranquilas aguas del lago. Desde aquí podrás darte una zambullida o salir de excursión en una de las barcas del hotel. No sabemos si en tiempos de los antiguos romanos existían tales comodidades, pero estamos convencidos de que constituyen la mejor manera de disfrutar del lago, lo llamemos Como o lo llamemos Lario.