Maroma, A Belmond Hotel, Riviera Maya

El Maroma, A Belmond Hotel, Riviera Maya en un complejo de lujo situado en la Riviera Maya, a 48 Km al sur de Cancún, en la Península de Yucatán en Méjico. El hotel, que iba a ser la casa de los sueños de su arquitecto, vio la luz a principios de la década de los 80. Situada en un arrecife de coral, la playa, con sus aguas cristalinas, tan azules que parecen sacadas de un óleo, es una de las de mejor fama del mundo, y cuenta con una gran riqueza de vida marina y actividades acuáticas.

Las habitaciones están decoradas con sencillez, al estilo mejicano: con los suelos de losa, vigas descubiertas, y toques de estuco. Los planos varían de brillante y abierto a fresco y sombreado. Algunas tienen terraza, con vistas al océano, e incluso piscina y jardín. En el complejo le indicarán, llenos de orgullo, que los muebles de caoba y piel, así como muchas de las obras de arte expuestas, se crearon en el propio centro, en el taller del hotel.

Naturalmente, en el Maroma se pueden degustar exquisitos platos regionales: no vaya a ser que, sentados en una terraza con vistas al mar y cenando a la luz de las velas con una suave música de fondo en directo, los huéspedes olviden que se encuentran en Méjico. El menú hace especial hincapié en el marisco fresco, en la cocina típica del Yucatán, y en una completa selección de vinos.

Se trata de una experiencia para los verdaderos amantes del descanso: retiro espiritual y evasión son sus máximas. Tanto es así, que el Maroma pone a disposición de sus huéspedes una gran cantidad de tratamientos spa y de cuidado para el cuerpo que estos pueden recibir en el centro de spa, en la habitación o en la playa privada. Junto con los masajes más habituales, el yoga y los tratamientos faciales o corporales, se ofrece el Temazcal: un baño de vapor o tratamiento de barro volcánico que, según afirman, puede llegar a producir una "profunda liberación emocional", e incluso visiones.

El centro de spa, que permanece abierto de 10:00h a 18:00h, aconseja a los huéspedes reservar: tenga en cuenta que todos los que aquí acuden buscan rejuvenecerse, y en la actualidad los tratamientos antiestrés están muy solicitados.

Una vez que se haya dedicado en cuerpo y alma a relajarse, puede que se sienta preparado para pasar a la acción. En el arrecife de coral podrá disfrutar de una experiencia única practicando el submarinismo o haciendo snorkeling, y si tiene inquietudes científicas, el complejo hará que le acompañe un biólogo marino. La pesca de altura, la vela, el windsurf, el paracaidismo acuático y la natación (con delfines, claro) completan esta vertiginosa selección de actividades acuáticas. No obstante, para aquellos que prefieran contemplar tranquilamente el mar sin entrar en contacto con él, el complejo ofrece la posibilidad de pasear a caballo, jugar al voleibol o, en el caso de los que estén realmente decididos a no relajarse, al golf.
No olvide, no obstante, que ningún complejo es una isla (bueno, algunos sí lo son, pero no es el caso del Maroma). Más allá de las paredes del hotel descansan los vestigios de la civilización Maya y un sinfín de tesoros arqueológicos. Tiene una oportunidad única de estudiar esta antigua cultura y reflexionar sobre los aspectos espirituales y astronómicos de los templos y las pirámides, y después siempre puede volver al spa y rendir homenaje al concepto del cero, introducido por los matemáticos mayas, del mejor modo posible: no haciendo nada.