Zannier Le Chalet

La recompensa es sencilla: bienvenidos a ese paraíso alpino que todos imaginamos en sueños, lujoso y a la vez increíblemente cálido y acogedor. La decoración es una mezcla de minimalismo y rusticidad chic: techos abovedados con vigas de madera toscamente talladas, sofás de lino blanco, chimeneas de piedra, piezas de alfarería hechas a mano y alguna planta aquí y allá. Los sistemas de sonido integrados en la habitación, las máquinas Nespresso y el wifi gratuito forman parte del paquete estándar, lo mismo que las vistas al pueblo y a las montañas.

El objetivo es que te sientas como en tu propio chalet privado, pero con todas las comodidades que puede brindar un hotel de cinco estrellas: una enorme piscina cubierta, un magnífico spa y un restaurante gourmet, La Ferme de mon Père. El bar de vinos adyacente es también un agradable lugar para disfrutar del après ski y de algún que otro platillo. En Zannier Hotels Le Chalet, el restaurante y el bar están abiertos al público en general y, dado el tamaño del hotel, la atmósfera suele ser algo más animada.

Megève quizá sea el destino más espectacular –y sin duda el más concurrido– durante la temporada de esquí, pero también puede ser un lugar muy interesante durante los meses de verano, época en que se puede usar como base para la práctica del senderismo, la escalada o el parapente. En temporada baja, la oferta de Le Chalet se reduce a alojamiento y desayuno, cerrando el spa y la piscina cubierta y suspendiendo el servicio de comidas y cenas. La experiencia es algo más discreta, si es que se puede llamar así, pero, incluso cuando funciona como B & B, Le Chalet logra destacar por su derroche de lujo y elegancia.