The Dominican

Nos encanta que los hoteleros reciclen la arquitectura local, en lugar de gastarse un dineral en construir edificios nuevos. Provenza es famosa por sus casas rurales, Norteamérica, por sus moteles, y Bélgica tiene la suerte de estar llena de abadías, monasterios y conventos; de ahí el nombre de este hotel boutique de Bruselas, llamado The Dominican (el dominico).
No obstante, en este caso, la piedra húmeda y los apliques brillan por su ausencia. A decir verdad, los interiores solo recuerdan a una abadía, pues han sido modernizados a fondo por la empresa neerlandesa FG Stijl; tal vez le suene el nombre por su abultada cartera de proyectos en hoteles boutique de lujo de toda Europa.
En cuanto a las habitaciones, si bien no son inmensas, su tamaño supera con creces el de la típica celda, y cuentan con todas las comodidades imprescindibles: camas de plumas, máquinas de café en la habitación y unos cuartos de baño por los que de buena gana cancelaría sus reuniones de la mañana.
Se ofrecen algunos servicios de spa y un gimnasio pequeño, así como un patio interior y un salón-bar-restaurante bastante informal con un menú completo, disponible donde usted lo desee hasta las 23.00 horas. Podrá enclaustrarse o rendirse a la tentación mundana de visitar el teatro de la ópera y las selectas tiendas de la zona.