Ha recuperado una antigua fábrica de lanas en plena sierra de Albarracín, de ahí su nombre y su situación junto al cauce del Guadalaviar. El encanto del edificio es obvio, pues conservando la estructura original se asienta en un tranquilo entorno natural donde hay... ¡hasta saltos de agua!
En su elegante comedor de ambiente rústico-regional, con solo 18 servicios para hacer la propuesta más exclusiva y relajantes vistas al campo desde muchas mesas, podrás degustar las sabrosas elaboraciones de María José Meda, una mujer autodidacta que rompe los moldes de lo que se acostumbra a comer por estos lares. Partiendo de la coherencia, la chef propone una cocina actual, con toques creativos, que sorprende desde los primeros aperitivos y, por norma, ensalza los productos tanto de Teruel como de los bosques cercanos (su menú degustación Tierra nos habla de la trufa, el huerto, la trucha, los prados...). También hay unas coquetas habitaciones y un restaurante, más sencillo, llamado Alba del Sur.