Le sorprenderá, pues aquí juegan al despiste y lo que exteriormente parece una sencilla tienda de electrodomésticos (no hay señalización a la entrada) da paso a un minúsculo y oscuro restaurante, al más puro estilo nipón, donde la barra de sushi y el chef son los inequívocos protagonistas.
Walter Sidoravicius, natural de Venezuela pero de ascendencia lituana y alemana, se ha ido formando por todo el mundo, con etapas destacadas en Tokio y en el Basque Culinary Center como instructor. Su propuesta se centra en un único menú Omakase que potencia el misterio, ya que implica ponernos en manos del chef, quien va preparando ante nuestros ojos unos platos japoneses muy elaborados y respetuosos con la tradición (fríos, en crudo, la parte de los nigiris dividida en dos partes, otros más trabajados en cuencos...). ¡Los comensales son citados a la misma hora, a la entrada, para acceder juntos y disfrutar la experiencia al unísono!