Grand Hyatt Taipei

El Grand Hyatt Taipei es el clásico macrohotel del Lejano Oriente; un enorme palacio asentado sobre una colina que domina la ciudad, donde incluso la más humilde de sus 850 habitaciones responde a la descripción más que justificada de Grand Room. Evidentemente no se trata de un lugar íntimo y moderno, pero ¿quién ha dicho que lo bueno venga siempre en dosis pequeñas? En nuestra opinión, una vida completa pasa necesariamente por vivir una experiencia de hospitalidad a gran escala como la que le ofrece el Grand Hyatt Taipei.
El Grand Hyatt se enorgullece de tener no ya uno o dos restaurantes, sino seis, desde la alta cocina asiática hasta la más exquisita cocina tradicional italiana. Además, no le basta con tener un completo club de salud, sino que por tener tiene hasta un médico en plantilla. Su ubicación, literalmente al lado del Taipei World Trade Centre, es ideal para quienes viajan a la ciudad por negocios o por ocio, con un acceso sencillo al nuevo distrito comercial y de ocio de New Taipei.
Las habitaciones son espaciosas y tan modernas como pueda imaginarse. La mayoría de ellas ofrece al huésped impresionantes vistas de la ciudad, y todas disponen de conexión a Internet de banda ancha y televisión vía satélite. El club de salud es un digno rival de cualquier buen gimnasio de la ciudad, con todo tipo de instalaciones y máquinas, así como una piscina exterior con un sistema de sonido por debajo del agua y un amplio abanico de tratamientos de spa. Por último, comentarle que las instalaciones para la celebración de reuniones y conferencias tampoco le decepcionarán, de hecho es muy posible que acabe soñando con tener una oficina igual.
El tamaño del hotel no está reñido con la calidad de sus servicios; no es ningún secreto que los hoteles de lujo de Asia destaquen sobre el resto de los hoteles del mundo, y éste no es ninguna excepción en este sentido. Y es que no hay petición demasiado rocambolesca o desproporcionada para nuestro personal, que le llamará por su nombre en cuanto entre por la puerta. Quizás baste una visita al Grand Hyatt para que comprenda, de pronto, que los hoteles “boutique” han dejado de tener sentido para usted.