Wilmina Hotel

En un antiguo edificio, que en el pasado fue un juzgado y una cárcel de mujeres, se encuentra el Wilmina, un magnífico hotel boutique cuya reforma dejó intactos muchos de los detalles originales, pero cambiando radicalmente su finalidad inicial. Asimismo, la acogedora tranquilidad del lugar es totalmente distinta al enfoque vanguardista y provocador que ofrecen muchos de los hoteles boutique de este tipo de Berlín.

La adaptación de esta estructura, que en su día fue muy imponente, permanece fiel al material primigenio, pero no demasiado. Las ventanas se parecen a las originales, pero se ampliaron para dejar pasar una mayor cantidad de luz natural, y el diseño es un poco austero, aunque por razones que nada tienen que ver con un propósito punitivo. Las hojas y flores prensadas dan un toque natural a los espacios interiores, donde predominan materiales orgánicos, como muebles de madera sencillos y colchones COCO-MAT totalmente naturales.

En cuanto a la restauración, la cocina se puede describir perfectamente como una unión entre sencillez modernista y calidez orgánica. El restaurante de la chef Sophia Rudolph, Lovis, cuyos platos giran en torno a las verduras, se esconde en los jardines y los patios interiores en el centro del hotel, mientras que el bar de cócteles Lovis contiguo, con ambiente discreto e íntimo, presenta un estilo minimalista que se extiende hasta las estanterías de botellas marrones idénticas que hay detrás de la barra.