The Sukhothai Bangkok

La mayoría de los grandes hoteles de Asia son rascacielos impresionantes, pero el Sukhothai es una excepción: este complejo laberíntico de baja altura, diseñado por Ed Tuttle (famoso por los complejos hoteleros de Aman) se extiende a lo largo de 2,4 hectáreas, y funciona como un oasis de calma entre el ajetreo de la ciudad. Jardines, patios y estanques con flores de loto aguardan en cada esquina, y el restaurante flota sobre un lago artificial; si no fuera por los edificios altos de hormigón que se ven a lo lejos, uno no creería que está en la ciudad de Bangkok.

La decoración también es todo lo contrario a un hotel de negocios normal: el aspecto se asemeja más al de un centro de relajación, con suelos de madera de teca, rica seda tailandesa y cerámica verde china. Las habitaciones son un híbrido moderno-clásico, en colores naturales y suaves con carpintería ornamentada y mobiliario elegante. La sensación es la de un complejo hotelero urbano, pero con las comodidades de una gran ciudad, como televisores de pantalla plana, fax e internet de banda ancha. Si necesitas desconectar, disfruta de los señoriales cuartos de baños, con sus paredes forradas de espejos, suelos de madera, enormes bañeras y ducha separada.

El restaurante Celadon sirve cocina tailandesa de calidad, y es votado año tras año como uno de los mejores de Bangkok; también se puede encontrar cocina italiana e internacional. El centro de bienestar está muy bien equipado y la «joya de la corona» es la piscina, de 25 metros. También hay masajes, gimnasio, squash y tenis.

Todo suena muy placentero, pero no olvidemos que también es un hotel de negocios: dispone de despachos privados, como el centro de negocios, y de salas de reuniones de distintos tamaños. Quizá sea buena idea programar las reuniones en los primeros días de estancia, ya que unas cuantas noches sumergido en el lujo del Sukhothai pueden mermar la capacidad de trabajar duro.