Continuamos poniendo el foco en los mejores Bib Gourmad, por eso cada mes los inspectores van seleccionando uno en concreto que merece ser destacado. Os recordamos que el Bib Gourmand se concede a los restaurantes que ofrecen comidas completas a precios atractivos. Aunque cada establecimiento es único y el ticket medio varía de un país a otro... ¡el nivel de calidad sigue siendo el mismo!
Lo primero que llama la atención del restaurante Azafrán es su nombre y su vinculación con el "oro rojo" de la gastronomía, una especia que llegó a la península de la mano de los árabes y que, tradicionalmente, ha encontrado en Castilla-La Mancha (sobre todo en la provincia de Albacete) uno de sus principales focos de producción. Teresa Gutiérrez ha sabido enaltecer este singular condimento, muy presente tanto en su oferta culinaria como en la estética del local; no en vano, hay numerosos detalles decorativos con esos tonos lila que todos asociamos, por supuesto, a la vistosa flor del azafrán (Crocus sativus).
La chef, que antes de poner en marcha su propio negocio en 2008 trabajó en casas de renombre, llegó a vivir bajo el calor de los focos en la exigente experiencia televisiva del programa Top Chef (edición de 2014), fue reconocida en 2019 con el Premio Nacional de Gastronomía JRE-Jeunes Restaurateurs a la Mejor Trayectoria Nacional en Cocina y, posteriormente, ganó el premio Talento Femenino, este dentro del Congreso Raíz Culinaria 2023.
Hoy, en paralelo a su trabajo para ofrecernos su personal visión de la cocina manchega actualizada, ejerce también como apasionada embajadora de la D.O.P. Azafrán de La Mancha.
¿Sobre qué idea se ha construido este restaurante?
Desde el principio tuve muy claro cómo quería que fuese Azafrán. Soñaba con un restaurante en Villarrobledo, en pleno corazón de La Mancha, donde la gente pudiera venir a comer tranquila, sin prisas, y sentir que aquí... ¡el tiempo se detiene un poco!
Quería que en cada plato se reconocieran las recetas de siempre, esas que todos recordamos, pero con un pequeño toque actual que las hiciera diferentes.
Para mí era importante transmitir, desde nuestro trabajo, el auténtico carácter manchego, con su sencillez y su fuerza. Azafrán es, en realidad, el sueño de mi vida: cocinar en mi pueblo, rodeada de mi familia y de la tierra que me ha visto crecer.
¿Cómo nació tu pasión por la gastronomía y quiénes han sido los referentes que más te han inspirado?
La cocina me acompaña desde que tengo memoria. De niña, mis padres nos llevaban mucho a restaurantes porque disfrutaban de la gastronomía y querían que nosotros también lo hiciéramos.
Yo recuerdo quedarme embobada viendo los platos pasar entre las mesas, especialmente los postres. Eran como pequeñas obras de arte, y me preguntaba si algún día sería capaz de hacer algo parecido. Esa curiosidad fue creciendo conmigo hasta convertirse en pasión y en una manera de entender la vida.
En cuanto a referentes, siempre nombro a Fernando Córdoba, de El Faro del Puerto, donde estuve trabajando hace muchos años. Por su manera de entender la cocina y por su forma de ser, siempre le he tenido un cariño especial. Y por supuesto mi madre, que siempre ha estado cocinando en casa. ¡Es algo que la encanta!
¿Cuál es el plato más emblemático de tu cocina?
Es difícil elegir uno en especial, pues hay muchos que forman parte de nuestra historia desde el principio.
Si tuviera que destacar algo, diría la parte dulce. La pastelería me encanta y siempre he querido que los postres tuvieran el mismo nivel que los platos salados.
En Azafrán cuidamos mucho ese detalle, porque para mí un postre no es solo el final de una comida, es el recuerdo que se lleva el comensal al salir, y quiero que sea tan especial como todo lo anterior.
¿Con qué productos soléis trabajar y cómo les sacáis el máximo partido?
La base de nuestra cocina es, sin duda, el producto manchego. Tenemos la suerte de vivir en una tierra rica y generosa, y no solo en lo que a producto se refiere, también rica en recetario auténtico.
Por supuesto, hay un ingrediente que me fascina especialmente: el azafrán. Lo utilizo mucho, pero no de una forma evidente; no pretendo siempre que todos los platos sepan a azafrán, sino que esté presente como un matiz, un potenciador, un detalle que eleva los sabores sin robarles protagonismo. Lo empleo siempre a través de infusiones. Para mí, es un hilo conductor que une la tradición con la elegancia en muchas recetas.
¿Qué supone, a nivel personal y de negocio, lucir la distinción Bib Gourmand?
Tener un Bib Gourmand es un honor y también una gran responsabilidad.
Estamos en Villarrobledo, un pueblo en el corazón de La Mancha, y la mayoría de nuestra clientela viene de fuera. Muchos llegan gracias a la autovía y a la confianza que genera esta distinción de la Guía MICHELIN.
Para nosotros significa que, aunque haya épocas más tranquilas en las que el trabajo puede bajar, siempre hay viajeros que buscan un restaurante Bib Gourmand en su camino y deciden parar aquí. A nivel personal, lo más bonito es ver cómo quienes un día se detuvieron por casualidad, después regresan para compartir de nuevo nuestra mesa.
¿Qué precios pueden esperar los clientes?
En Azafrán se puede disfrutar desde unos 35 € hasta unos 90 €, aproximadamente.
Todo depende de lo que el cliente busque. Tenemos mesas que prefieren una comida más informal, compartiendo platos, lo que hace que el precio medio sea más bajo. Y también tenemos quienes optan por un menú gastronómico con maridaje, donde la experiencia es más completa y el precio es más alto.
Lo importante es que siempre haya opciones para todos y que cada persona pueda vivir la experiencia a su manera.
¿Cómo se consigue un menú delicioso pero, al mismo tiempo, con una buena relación calidad/precio?
La clave está en cuidar mucho la coordinación entre la cocina y las compras. En un restaurante pequeño como el nuestro es algo natural, porque todo pasa por nuestras manos. Trabajamos con productos locales y con ingredientes accesibles, que nos permitan mantener precios justos sin perder calidad.
Además, creo que es fundamental conocer bien a nuestros clientes, que no es fácil, pero con los años vas aprendiendo.
¿Qué iniciativas lleváis a cabo para cuidar del medio ambiente o tener un impacto positivo en la comunidad?
Para mí es muy importante que el restaurante tenga un vínculo especial con el entorno y apostar por el producto local, apoyando a productores y a la economía de la zona.
También intentamos reducir el desperdicio al máximo, aprovechando cada ingrediente. Y más allá de lo gastronómico, me gusta pensar que Azafrán también contribuye a dar visibilidad a Villarrobledo y a La Mancha.
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Imagen de cabecera: Mousse de violetas, cremoso de chocolate y helado de azafrán de La Mancha, un postre lleno de sabor y color. © Azafrán