The Oberoi Udaivilas

La idea que se esconde detrás del Udaivilas es que un palacio nuevo, que reproduce la majestuosidad de los antiguos palacios de la India, puede ser tan bonito o incluso más que un palacio auténtico. El Udaivilas, que se encuentra a orillas del Lago Pichola, justo en frente de la ciudad de Udaipur, reviste una enorme belleza y, a juzgar por el resultado final, su construcción está más que justificada. Construido por artesanos locales en un estilo Mewari más o menos acertado, el edificio brilla con luz propia, inmaculado y absolutamente perfecto. Si lo que busca es realismo e historia, no cabe duda de que lo encontrará en las calles de la India; basta ir a Bombai y abrir una ventana. Lejos del realismo de las calles, el Udaivilas representa un mundo de fantasía, una India idealizada que no pierde de vista sus raíces.
El Udaivilas representa el lujo en su máximo expresión, y es aquí donde radica su éxito. Hace falta mucho para impresionarnos, porque el concepto de lujo tradicional indio está bastante generalizado entre los hoteles de lujo del país. Sin embargo, lo que el hotel Udaivilas ofrece es algo totalmente fuera de lo común: nada más y nada menos que nueve piscinas, algunas de ellas semiprivadas, y habitaciones tan espaciosas que incluso las más humildes podrían pasar por studio suites en la mayoría de los hoteles de categoría inferior. Los cuartos de baño son completamente modernos y el agua es cristalina, algo que sólo se le puede pedir a un palacio nuevo como el Udaivilas, y no a los palacios antiguos.
El servicio también es excepcional, con empleados dispuestos a satisfacer todos sus deseos. El spa es un producto de la cadena Banyan Tree, de Singapur, y representa, una vez más, el lujo en estado puro. La oferta gastronómica del hotel tiene un carácter marcadamente internacional; los huéspedes podrán deleitarse con la deliciosa cocina thai, mediterránea, y occidental o bien probar la cocina tradicional india en el Udaimahal. En cierta forma, puede decirse que ofrecemos lo mejor de cada cultura; el impecable servicio del Lejano Oriente (y el spa), la belleza de la arquitectura tradicional india en un entorno precioso y, por último, instalaciones que nada tienen que envidiar a los hoteles de lujo de Occidente.