Hotel Terrestre

Puerto Escondido, en las costas del estado de Oaxaca, es un destino turístico bien consolidado, pese a lo cual hotel Terrestre resulta insólito incluso para un lugar como este (en realidad, resultaría insólito para cualquier lugar donde se levantara). Esta espectacular estructura encajonada entre las montañas y el mar, frente al verde tramo de costa al oeste de la ciudad, es comparable a una nave espacial hecha de humilde ladrillo y hormigón. Y, si a nadie sorprende que su autor sea el arquitecto Alberto Kalach, tampoco sorprende que detrás del hotel esté el Grupo Habita: está claro que los hoteleros más innovadores de México siguen rompiendo barreras.
El Terrestre es todo lo sostenible que puede ser un hotel, no solo en lo que respecta a su construcción, sino también a su funcionamiento: el edificio es autosuficiente gracias a la energía solar, lo que le permite estar totalmente desconectado de la red. Los espacios de sus catorce villas están abiertos en menor o mayor medida al exterior. Esto se aplica tanto a las amplias terrazas, ideales para descansar, como a los salones y dormitorios, con paredes de lamas que dejan pasar la brisa. Poca tecnología, pero gran nivel de confort… Ayudan a ello las camas king size, las piscinas privadas, las duchas de efecto lluvia y las bañeras XXL.
Este bajo perfil tecnológico es totalmente intencionado: nos hallamos en un lugar en el que vivir despacio. En las habitaciones hay libros en lugar de televisores y, si los lees todos, encontrarás más en la biblioteca del hotel. La propuesta de bienestar incluye un hammam, una piscina y poco más. Los aparatos TechnoGym estarían aquí fuera de lugar. Y el restaurante Terrícola, con el mismo enfoque que el resto del Terrestre, rinde un sentido homenaje a la tierra utilizando ingredientes de producción local.