Grace Bay Club

El Grace Bay Club es un rinconcito ideal del Caribe, una villa de estilo mediterráneo, con sus tejado de tejas rojas, flanqueada por palmeras de importación y enclavada en una de las mejores playas del hemisferio occidental, un trecho de arena inmaculada que enmarca las aguas turquesa de la bahía del norte de Providenciales.
Durante mucho tiempo fue un refugio íntimo reservado exclusivamente para adultos y, aunque hoy continúa siendo fiel a sus principios de intimidad y exclusividad, ha dejado de ser tan exigente en lo referente a la edad de los huéspedes. Aún no se admite la entrada de niños menores de doce años en el edificio principal del hotel, pero se pueden alojar en las nuevas suites estilo villa privadas, que son, en realidad, un complejo habitacional en régimen de propiedad horizontal que se alquila cuando los propietarios no están.
Todo son suites en el hotel, unas suites lujosas con un estilo bastante ecléctico que derrocha seguridad. En las suites más amplias, el mobiliario moderno raya en el exceso, y las de varias habitaciones están equipadas con cocina y lavadora-secadora.
Si bien es cierto que la comida suele ser un tema bastante delicado en el Caribe, el restaurante Anacaona del Grace Bay es excepcional; la cocina francesa es sofisticada y las mesas, sublimes: dispuestas al aire libre, bajo un tejado de paja, e iluminadas con velas y antorchas.
Además de estar equipado con unas instalaciones amplias con spa y gimnasio y dos piscinas al aire libre, el hotel ofrece actividades como el tenis, el golf y todos los deportes acuáticos que se pueda imaginar. Sin embargo, muchos huéspedes se limitarán pasarse el día descansando en una de las playas más famosas del mundo.