Trisara

El recinto en sí es bastante amplio, con construcciones tradicionales en forma de pabellón repartidas a lo largo de senderos boscosos con vistas al mar. Todas las suites y villas tienen una piscina infinita privada con vistas al océano. La privacidad es una de las señas de identidad del lugar: cuando mires al mar te costará creer que tienes vecinos, ya que los alojamientos son amplios, están muy espaciados entre sí y se encuentran discretamente escondidos entre el follaje tropical. La distribución y los detalles varían, pero todos son elegantes y espaciosos, con elementos de mármol y paneles de madera oscura, además de bañeras y duchas al aire libre.

En la playa, una larga piscina de agua salada corre paralela a la costa: el lugar perfecto para relajarse en una tumbona con una bebida en la mano. El Trisara alberga asimismo uno de los mejores restaurantes de la isla, un magnífico spa con salas de tratamiento frente al mar, un moderno gimnasio, una biblioteca y un club infantil, un argumento muy a tener en cuenta por las familias. Pese a hallarse a una media hora en coche de la animada playa de Patong, muchos huéspedes prefieren quedarse en el recinto, sabiendo que, en caso de cambiar de idea, el Trisara dispone de una flota de yates de alquiler.