Keemala

Las categorías hoteleras no son tan rígidas como puede parecer. Después de todo, ¿dónde se sitúa la línea entre un hotel boutique y un complejo de lujo? Por eso, muchas veces es más simple retomar los términos que los hoteles utilizan para describirse a sí mismos y que en el caso del Keemala es un «país de las maravillas con villas y piscinas». El «país de las maravillas» en cuestión es un paraje situado en las lindes de la selva tropical y suspendido por encima de la localidad costera de Kamala, en la provincia de Phuket. Lo de las villas y las piscinas se explica por sí solo, aunque lo que no aclara es que cada villa dispone de su propia piscina

El diseño de las villas —todas independientes— se inspira libremente en las viviendas de las tribus indígenas. Las Tent Pool, por ejemplo, con techos abovedados en forma de carpa y sorprendentes bañeras ovaladas por encima de la vegetación, están inspiradas en las tiendas de las tribus nómadas de la selva tropical. Las Tree Pool Houses, en cambio, con forma parecida a un capullo, dos alturas y muebles suspendidos, proponen un acercamiento al conocimiento que del universo tenía la etnia We-ha (literalmente «cielo»). Los cottages Clay Pool son más convencionales y parecidos a las cabañas con tejado de paja que se ven por toda Tailandia. Y por último están las fantásticas Bird's Nest, comparables a elegantes y futuristas jaulas de pájaros construidas con madera entretejida y vidrio elevándose por encima del mar y la selva.

Todas las villas y cottages disponen de todos los equipamientos necesarios: ropa de cama de algodón egipcio, bañeras, wifi gratuita, minibar con bebidas y aperitivos de cortesía y terrazas privadas con duchas al aire libre, además de la mencionada piscina privada…

Si lo deseas, te llevarán el desayuno a tu villa, así no tendrás que bajar de la copa de tu árbol. Eso, siempre y cuando no te apetezca hacer algo de ejercicio en el gimnasio, darte un masaje en el spa, tomar un cóctel con reflejos de neón junto a la piscina principal o saborear las delicias tailandesas del Mala, el espacioso restaurante del hotel. La ciudad, lo mismo que Patong o Surin Beach, queda a escasos minutos y también existe la posibilidad de organizar un sinfín de excursiones de un día. Dicho esto, cuando uno se aloja en un «país de las maravillas con villas y piscinas», la posibilidad de quedarse en el hotel gana fuerza.