Soho Grand Hotel

Por fuera, con su alegre fachada de ladrillo rosa, el SoHo Grand parece un nuevo centro comercial. Pero por dentro es otra historia. Perros de hierro fundido hacen guardia en el vestíbulo de inspiración industrial: luces cuadradas, paredes de cemento con molduras, una mesa de café del tamaño de un piano de cola... Hay vidrio de malla metálica por todas partes, hasta en los escritorios de las habitaciones. Los suelos son del mismo material que las aceras de Nueva York; acero corrugado para los ascensores y hierro fundido y vidrio en las escaleras.

Cuando se inauguró en 1996, el Grand fue el primer gran hotel del SoHo, y su ubicación en el downtown ha seguido siendo un factor fundamental de su identidad. Por ejemplo, los conserjes pueden conseguirte una mesa en el restaurante alternativo más de moda y ponerte al corriente sobre lo más interesante en la zona. Aquí encontrarás japonesas urbanitas con sus zapatos de plataforma, hombres de negocios londinenses de fuerte acento hablando por el móvil, esbeltas modelos nigerianas, muchos músicos de rock and roll y, un montón de peinados raros.

Es fácil que tanta modernidad impresione, pero el Grand, a pesar de su nombre, es cálido y amable. Quizá es por su ambiente, apto para mascotas; Toby podrá mordisquear su galleta en el bar mientras te tomas un Tartini, e incluso se puede tomar prestado un pez para que te haga compañía en las largas noches de Manhattan. O quizás el hecho de que, aunque es indiscutiblemente cool, el Grand también recuerda curiosamente a un colegio mayor, con sus sofás retapizados y los obligados macarrones con queso que se pueden comer en cualquiera de los tres espacios de restaurante situados en la segunda planta.