South Place Hotel

En su esencia el South Place ofrece una lección contundente acerca de algunos de los cambios más interesantes que han ocurrido en Londres en los últimos años. Desde su nueva escena hotelera, que se mueve hacia el este, hasta sus diseñadores más vanguardistas, pasando por sus prometedores artistas plásticos. Pero en vez de emprender un estudio didáctico y aburrido acerca de la ciudad, tu instructor es un ingenioso y experto hotelero deseoso de hacerte pasar un rato fantástico. No obstante, si tu búsqueda de alojamiento te ha llevado hasta aquí, tan al este en el mapa de Londres, es muy probable que ya sepas que la City y sus alrededores, con uno de los centros financieros más importantes del mundo, ya no solo es donde los londinenses van a trabajar, sino que cada día se va convirtiendo un poco más en el lugar donde los lugareños van a tomar algo, bailar y cenar, lejos del fanfarroneo incesante de Piccadilly. Y con un bar en la azotea que ya desde antes de su inauguración era un destino codiciado de la vida nocturna londinense, el South Place es un lugar idóneo para comenzar cualquier fiesta. Cabe destacar que en la inauguración estuvo Nancy Whang, de LCD Soundsystem, en una de las primeras sesiones con DJ junto con artistas de la casa.

Afortunadamente, aquí es igual de fácil conseguir una buena noche de sueño como lo es conseguir un buen cóctel elaborado por expertos. Cada una de las habitaciones ha sido diseñada por Conran, quien también se encargó de la nueva fachada del célebre y cercano hotel Boundary. Con tan solo un vistazo queda bastante claro que no se limitó ningún esfuerzo artístico por parte del diseñador. Las habitaciones van desde la norma londinense de dimensiones amplias a dimensiones sumamente enormes, equipadas con camas que comienzan con tamaño king size y van agrandando a la medida. También cuentan con lujosos cuartos de baño de mármol italiano, repletas con artículos de tocador del perfumista James Heeley; duchas de gran tamaño, lo suficientemente grandes como para caber dos o tres personas a la vez; enormes televisores Bang & Olufsen con acceso gratuito a películas a la carta; y ropa de cama de lujo de Josephine Home, con colchones envueltos en cachemir y plata. No es que todo sea la extravagancia por la extravagancia. Cada habitación dispone de un escritorio de trabajo amplio, bastante funcional y con un equipo multimedia y enchufes internacionales. Quizás no sea tan atractiva como, por ejemplo, la bañera de cristal en la ventana de la habitación Suite 610, pero atestigua que la funcionalidad puede coexistir con la forma.

Y aunque el hotel quede a una corta distancia del centro de artes escénicas Barbican, los huéspedes no necesitan ir tan lejos para ver una colección audaz de arte contemporáneo. Obras de arte de jóvenes artistas locales cuelgan por encima de cada cama de habitación. El hotel hace encargos frecuentes de instalaciones artísticas para los espacios públicos y un premio anual de arte para obras de graduados de escuelas de arte londinenses asegura que la colección de arte del hotel siempre se mantenga al día.

El simple hecho de que hayamos esperado hasta ahora para mencionar que el grupo detrás del South Place también son restauradores de gran éxito con restaurantes en tres continentes dice muchísimo acerca de la ambición que le dedicó este colectivo hotelero a su primer hotel. Sin embargo, el hotel va más allá de ser un escaparate para los chefs. Aunque cuenta con un par de restaurantes magníficos: uno en la azotea y galardonado con una estrella MICHELIN y otro en la primera planta le añaden atractivo. Sin embargo, no hay escasez de restaurantes y bares excelentes fuera del establecimiento, lo cual solo se puede tomar como otro recordatorio más de lo bien que encaja el hotel con el barrio circundante. El South Place no es un ningún oasis en medio de la ciudad, sino un complemento en perfecta sintonía con ella.