Baumanière

Les Baux de Provence es quizás una de las creaciones más espectaculares e inquietantes de la naturaleza. Estos farallones de caliza salpicados de casas medievales sorprenden por lo sublime de su belleza y armonía. Y si tanta belleza te abruma, recuerda que siempre podrás refugiarte en la Baumanière, eterno retiro de la realeza, los políticos y otras ilustres personas desde que abriera sus puertas en 1945.

Los huéspedes se alojan en granjas, algunas de ellas del siglo XVI. Sus fachadas bañadas de sol y cubiertas de glicinias y rosas silvestres son la imagen misma del paraíso provenzal, mientras que, en las habitaciones, las viejas chimeneas y los suelos de baldosa ponen de realce las líneas limpias y modernas de los pocos muebles que las decoran. Abre las ventanas al salir el sol y deja que los aromas de las flores y hierbas que crecen en los alrededores inunden tu habitación. La vida aquí está hecha de pequeños placeres: mermelada casera para el desayuno, luego un paseo por sus intricados terrenos… Hay una piscina, un coqueto gimnasio y un magnífico y moderno spa.

Recientemente se ha incorporado el antiguo establecimiento hermano, Le Cabro d'Or, cuya decoración puede verse como una versión contemporánea de la clásica casa de campo provenzal, unos edificios de los siglos XVIII y XIX también con personalidad para dar y regalar. Los jardines del hotel crean un entorno sereno que quizá contraste con las vistas de Les Baux que ofrecen las terrazas, sobrecogedoras en el sentido más estricto de la palabra: de gran belleza y al mismo tiempo amenazantes.

Baumanière es un negocio familiar. Jean-Andre Charial tomó el testigo de su abuelo y fundador, Raymond Thuillier, y ha sabido mantener ese aire íntimo y hogareño que flota en el lugar. Charial, como su abuelo antes que él, es ante todo cocinero. Por eso, si te alojas aquí, no puedes perderte la comida. Después de todo, esta es la cocina que vio crecer como chef al mismísimo Wolfgang Puck. El comedor, con sus techos altos y sus lámparas de hierro forjado, es austero, pero goza de la animación que ponen los comensales. Los camareros son cordiales, el vino una delicia y el pichón relleno de trufa, memorable… Sus ventanas, además, dan directamente a los farallones de Baux. Observa cada tarde cómo se tiñen de rojo bajo el sol poniente antes de vestirse de oro, justo en el momento en que oscurece, mientras en las casas las luces se van encendiendo una por una.

Nota:

Los dos restaurantes del hotel están muy demandados. Se recomienda a los huéspedes del hotel reservar con tiempo para confirmar su preferencia. En temporada baja, algunos servicios pueden no estar disponibles a diario.

Instrucciones para llegar al hotel:

El Oustau de Baumanière está a unos 60 minutos en coche del aeropuerto de Marsella-Provenza. Desde el aeropuerto es posible tomar un taxi con un coste aproximado hasta el hotel de 110 EUR.